Acuerdo histórico contra el cambio climático
( Creces, 2016 )

Los 195 países de la conferencia de la ONU han aprobado el primer acuerdo universal y vinculante en la cumbre del clima (COP21) celebrada en Paris (Diciembre 17, 2015), lo que supone es el primer acuerdo de la historia, contra el cambio climático. El objetivo del pacto es que la temperatura del planeta para finales del presente siglo, no aumente más de 2 grados centígrados. Pero con la aspiración de que no suba más de 1.5 grados. Para ello los países firmantes revisarán cada cinco años sus compromisos de revisión de emisiones y se marcarán metas de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero para lograr los objetivos que se proponen. Es un tema que merece comentarse.

En la reunión hubo convencimiento que esta era la última oportunidad para impedir el calentamiento global, “ya que como vamos lo más probable es que para el 2100 la temperatura se eleve sobre los 4º C” afirmó Tim Flannery, investigador australiano, profesor de Sostenibilidad Medio Ambiental de la Universidad de Adelaida. Para esquivar este mal pronóstico habría que de aquí en adelante disminuir significativamente el ritmo de emisión de gases de invernadero para lograr que en el 2100 el incremento sólo fuese de 1.5 C. Para ello, habría que lograr que las nuevas fuentes de energías fósiles instaladas fueran limpias (¿Será posible la energía fósil limpia?) o que se instalaran solo otras fuentes de energía limpias, como la energía eólica, la energía solar y las fuentes derivadas de biomasa, o que fuesen instalaciones de energía nuclear, lo que es mas complejo y de elevado costo (El cambio clíimático y la salud humana).

Pero no sólo eso, sino que además habría que retirar de la atmósfera los gases invernaderos ya acumulados. Habría que implementar por ejemplo, mecanismos eficientes para secuestrar ese carbón, tecnología que se ve poco factible (Devolver el CO2 a las profundidades de la Tierra). Mientras tanto habrá que seguir pensando en aprovechar mejor la fotosíntesis e incrementar la forestación, o aprovechar las algas marinas. Se ha calculado que si el 9% del fondo marino se usara para cultivar algas, estas podrían absorber todo el carbón que producen los seres humanos durante un año. En resumen, en la reunión de Paris se tomó la decisión de actuar como un compromiso de los 195 países y ello es una buena noticia, pero no está claro qué y cómo hacer para lograr el objetivo aprobado.

En la década de los setenta el matemático James Lovelok emitió una teoría que en la época conmovieren al mundo científico. Según él, la Tierra podía considerarse como un ser vivo formado por cada uno de los organismos que la pueblan y su “estado de salud” dependería del equilibrio de estos. Llamó a esta entidad “Gaia” (nombre de la diosa griega de la Tierra). La Tierra sería un sistema vivo concebido para un entorno elegido y perfectamente determinado. Según él, nuestro planeta Tierra sería capaz de reaccionar para corregir determinadas circunstancias e incluso actuar en caso de sentirse amenazado. En estas circunstancias, si los hombres no hemos sido capaces de restablecer el equilibrio, la última posibilidad es que lo haga la diosa Gaia.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada